Todos los dÃas el pulpo Pepe sale de su cueva para buscar algún pez u otro animal que le quite el hambre. Nada más salir, el pupo esconde la entrada de su cueva con algas marrones y verdes para que nadie se cuele en su casa. Hoy ha cazado un calamar y se lo ha comido.
– ¡Qué calamar más rico! – dijo Pepe muy contento.- Miraré por aquà a ver si hay más.
Un rato después, detrás de una cortina de algas moradas, el pulpo vio algo que brillaba medio hundido en la arena. Con mucha curiosidad, Pepe fue retirando la arena con sus patas. Primero, apareció un asa. Siguió excavando y apareció una superficie plana de forma cuadrada. Encontró otra asa y empezó a tirar de ellas con todas sus fuerzas.
– Parece algo valioso, ¡podrÃa ser el cofre de un pirata! – exclamó el pulpo.
Por más que tiraba, Pepe no conseguÃa abrir la tapa ni sacar la caja de la arena. Pesaba demasiado para él.
– Voy a necesitar ayuda – dijo Pepe.
Inmediatamente, Pepe pensó en su amigo Pablo, el cangrejo gigante.
– Pablo es muy fuerte, seguro que él podrá sacar el cofre. Pero si se lo digo a Pablo, tendré que compartir el tesoro con él.
Pepe se quedó pensativo, no querÃa tener que compartir el cofre. Lo querÃa todo para él. Siguió tirando y tirando, pero el cofre no se movÃa. Agotado, se dio cuenta de que si no le pedà ayuda a Pablo, jamas conseguirÃa desenterrar y abrir ese tesoro. Al final, Pepe se rindió y decidió ir a ver a su amigo Pablo para pedirle ayuda, aceptando que tendrÃa que darle la mitad del tesoro.
– Y yo me quedaré con la otra mitad. La mitad del tesoro es mejor que nada – pensó el pulpo.
Asà que Pepe fue a buscar a Pablo, el cangrejo gigante. Cuando le explicó su problema, Pablo aceptó ayudar a Pepe a cambio de la mitad del tesoro. El cangrejo gigante agarró las asas y tiró con tanta fuerza qué arranco la tapa del cofre. Pepe se arrastro rápidamente hasta el cofre para ver qué habÃa en su interior y lo que vio lo dejo helado: ¡eran vestidos, pañuelos y sombreros de todos los colores! Pepe rebuscó en el interior a ver si habÃa algo más que tuviera algún valor.
– ¡Es solo un baúl con ropa! – exclamó Pepe disgustado.
Pablo se echó a reÃr a carcajadas.
– ¡Por mÃ, puedes quedarte el tesoro entero, Pepe! – y se marchó andando y riéndose.
– ¡Vaya, menuda mala suerte! – Pepe no se podÃa creer lo que habÃa pasado. – Esto me pasa por hacerme ilusiones.
Pepe pensó que el cofre podÃa valer como escondite, asà que terminó de sacar todos los vestidos. Del último vestido, cayó en la arena algo pesado con un sonido metálico. Pepe se asustó.
– ¿Qué ha sido eso?
Con cuidado, el pulpo buscó con sus patas y encontró un medallón de oro que colgaba de una cadena.
– ¡Olé, soy rico! – gritó. – ¡Esto sà que es un tesoro!
DÃas después, Pepe consiguió mucho dinero por el medallón, puesto que era un objeto perdido hacÃa muchos años y por eso tenÃa un gran valor.
Empezó a dudar de si debÃa darle la mitad del dinero a Pablo o no.
¿Tú qué harÃas?
Aquà tienes el juego del pulpo Pepe. Para comenzar a jugar: picar en la bandera. Puedes picar sobre el pulpo, los peces, el sombrero y la pelota.
Si quieres jugar al juego del cangrejo Pablo pincha aquÃ.
Una maravilla, a mi hija le ha encantado el cuento y que al final haya un juego interactivo mejora mucho la experiencia…
Gracias!!!
Me ha encantado. Muy divertido y con muy buen gusto. Muy recomendable.
Gracias, me anima mucho a seguir publicando entradas 🙂